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Por que se produce el encandilamiento?

Conducir de noche comporta ciertos riesgos que no están presentes durante el día. El primero, obviamente, la oscuridad, pero nuestros vehículos van equipados con faros, que nos permiten iluminar nuestro entorno para verlo; y a nosotros mismos para que nos vean. Los faros nos permiten eliminar los riesgos de la oscuridad.
El segundo riesgo es el encandilamiento. Como todos sabén, la mayoría produce debido a que otro usuario de la vía utiliza su alumbrado de forma inadecuada, enviando hacia nuestros ojos más luz de la que pueden soportar. En consecuencia, perdemos la capacidad de visión nocturna durante un buen rato, quedando prácticamente cegados.





Pero, por que?

La retina de nuestros ojos está formada por dos tipos de células: los conos y los bastones. Los conos son los responsables de detectar el color. Se concentran sobre todo en una zona muy pequeña de la retina, llamada fóvea, con un tamaño al rededor de 1mm2.

De día, vemos prácticamente sólo con esta parte de la retina. El cristalino, situado justo detrás del iris, funciona como las lentes de una cámara fotográfica, concentrando la luz en la fóvea. Sin embargo, los conos necesitan bastante luz para trabajar, por lo que no resultan muy adecuados para condiciones de poca luz.

Los bastones son muy sensibles a la luz, de hecho pueden llegar a activarse con la llegada de un sólo fotón, pero no detectan los colores (por esto nos cuesta distinguir colores en la penumbra). Eso no quiere decir que sean igual de sensibles a todos los colores, les resulta más fácil reaccionar a la luz de un color verde-azulado, herencia de los primeros ojos, que se evolucionaron bajo el mar; estos bastones funcionan gracias a una proteína de membrana llamada rodopsina (podéis verla en el diagrama siguiente), que al ser expuesta a la luz se blanquea de forma inmediata, dejando de ser sensible a la luz. Puede tardar hasta 30 minutos en regenerarse totalmente. Este es el precio que los bastones tienen que pagar por ser tan sensibles en condiciones de poca luz: si hay demasiada, se saturan y tardan un buen rato en ser funcionales de nuevo.

Cuando estamos acostumbrados a la visión nocturna, vasta con un simple destello de luz demasiado potente para blanquear buena parte de la rodopsina de nuestros bastones, dejándolos inutilizados. Esta es la causa de la ceguera temporal que sufrimos al ser deslumbrados.

Si prevemos que podemos ser deslumbrados, lo lógico es reducir la velocidad y fijar la vista al borde derecho de la calzada. Por una razón muy simple, los deslumbramientos suelen proceder de los coches que se cruzan con nosotros, y por lo tanto la luz viene de nuestra izquierda. Si miramos al lado contrario, reduciremos la luz dañina que entra e nuestros ojos. Además, fijarnos en el borde de nuestro carril nos dará una referencia para continuar nuestro camino, Si a causa del encandilamiento, no nos vemos capaces de seguir (nunca mejor dicho), obviamente deberemos reducir la velocidad, incluso hasta detenernos si fuera necesario.

2 comentarios:

hectorsanabria@yahoo.com dijo...

Señores Dominguez Noya, perfecta la explicación!!!!!! Muchas gracias. Y éxitos en su actividad económica.

Anónimo dijo...

Hola, doctor Dominguez tengo 20 años de edad a los 14 me dio toxoplasmosis, desd eso todo a estado muy bien pero hoy desde que abri mis ojos he tenido un endelillamiento muy maluco, quiera saber si eso esta relacionado con lo que me paso anteriormente!!

Gracias.