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Los problemas de tiroides y la conduccion...

El hipotiroidismo autoinmune, o enfermedad de Hashimoto, es una patología más frecuente en mujeres que en hombres, en una proporción de 14 a 1, y se debe a la afectación por auto anticuerpos del propio paciente hacia su glándula tiroides, que se vuelve insuficiente a la hora de producir hormonas tiroideas. Otro caso de hipotiroidismo es el que viene de la extirpación de la propia glándula, pero el autoinmune es el más frecuente.
Esto puede conllevar a un riesgo de déficit de concentración mental y cierto grado de deterioro cardiaco entre otras manifestaciones que pueden afectar la conducción. Entre otros síntomas, puede dar somnolencia, aletargamiento, lentitud en la toma de decisiones, complicaciones visuales… aspectos que no parecen dibujar un buen escenario para ponerse al volante.
De hecho, el hipotiroidismo puede andar ligado a otro enemigo de la conducción del que hemos hablado en ocasiones, el SAHS, (síndrome de apnea e hipopnea durante el sueño, o cómo caer dormidos al volante) y como sucedía con aquel, los síntomas de letárgica mental se traducen en una lentitud en los reflejos y en la toma de decisiones que son incompatibles con la conducción segura. También como sucede con el SAHS, en ocasiones son estos síntomas los que evidencian que algo en el organismo no funciona del todo bien.
El tratamiento del hipotiroidismo se realiza habitualmente con una hormona suplementaria, la levotiroxina, que debe administrarse con sumo cuidado para evitar derivar en un problema de hipertiroidismo por exceso hormonal suplementario, que conlleva un riesgo de arritmias, temblores o ataques de hipertensión, síntomas que son poco compatibles con la conducción segura.
Como es lógico, el inicio del tratamiento es un momento crítico, pero también es necesario un control médico a lo largo del tratamiento para verificar que el suplemento hormonal se ajusta en todo momento a las necesidades del afectado, lo que redunda en la necesidad de reducir los periodos de vigencia del permiso de conducir. Por supuesto, si el médico así lo indica, los problemas de tiroides, bien controlados y tratados, no tienen por qué impedir la conducción de vehículos

Extraído de circulaseguro.com

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